El Hechizo de Su Aroma...Parte 2

"Job , sera mejor que te cambie de lugar si vas a seguir de bobo, te va a dar torticolis. Voy al baño, aprovecha para sentarte aquí".

La mesa número 3 había pedido una taza de Capuchino Moka con 2 cucharaditas de ázucar. Daniel, uno de los meseros estaba habituado a servir ese café en esa mesa todos los viernes a las 10 de la mañana, así que un tanto extrañado recogió la taza de la barra preguntandose si sería ella. Conforme se acercaba sintió ese revoloteo en el estómago que había intentado negar, ¿se estaría enamorando?...

Su turno estaba por terminar; llevaba ya 2 semanas atendiéndola, ¿se incomodaría si se sentaba con ella?. Sabía lo agradable y afable de su carácter, pero ¿sería solo cortés y educada? o ¿le correspondería?. "Daniel, ¿como que te corresponda? si tu no estas enamorado"- se dijo así mismo mientras salía del área climatizada hacia las mesas al aire libre.

Afuera el dorado cielo otoñal comenzaba a teñirse de cepia y negro, las lámparas montadas en las sombrillas de las mesas ya estaban encendidas. Daniel disfrutaba tanto su trabajo, especialmente cuando comenzaba el otoño, era cuando el clima templado de la ciudad comenzaba a enfriarse y esto significaba clientes extras, aparte de los habituales intelectuales y ajedrecistas. La luz tenue le concedía una especial belleza al rostro de la chica de la mesa 3, "Por Dios, ¡Que bonita se ve!"- pensó Daniel mientras servía la Taza de café en la mesa y la conversación iniciaba:

"Buenas Noches, que sorpresa tan agradable verte por aquí."

"Hola" dijo la chica mientras sonreía. "El clima es ideal para tomar café no crees?".

"Así lo creo. Estoy para servirte. Con tu permiso".

Dijo Daniel, dando por terminada la conversación al no poder controlar el chasqueo de sus rodillas. El atendía mujeres mucho más guapas que ella y no pasaba del gesto de admiración, "¿qué esta pasandome?"-reflexionaba al entrar al área climatizada de nuevo, tan concentrado iba que no notó la presencia del joven que estaba recargado sobre la barra.

Josué se había detenido en la barra para observar desde otra perspectiva la imagen de su amigo, como todo buen ajedrecista aplicaba ésta técnica no sólo en el tablero de juego. Estaba disfrutando realmente de la escena: El chico Neurona estaba inclinado hacia adelante observando a la misteriosa chica, había perdido ya todo pudor y decoro. "Esto si que es interesante..."- decía Josué mientras exhalaba el humo de su cigarro.

Centró su atención en la chica, ¿qué era lo que tenía esa chica para provocar tal mutación en Job?. Tenía que reconocerlo, se veía muy interesante. La luz de la sombrilla brillaba haciendo contraste con el ahora ennegrecido cielo, arrojando su luz sobre aquella taza de café, ese grueso libro y por supuesto sobre la señorita de la bata blanca.

Personajes inesperados surgen. ¿Quién es esa chica?.

¿Quién tiene preguntas al respecto? ¿Qué dudas les sugiere la lectura?